sábado, 27 de noviembre de 2010

Llevar la cuenta

A veces piensa —el cazador, piensa— que debería llevar la cuenta en alguna parte. No sabe exáctamente que cuenta debería llevar. A veces cree que lo mejor sería saber cuantas moscas ha cazado. Otras simplemente piensa en cuantas ha asado y cuantas ha comido cocidas —él prefiere el cocido de moscas, sin ninguna duda—.
A veces piensa —el cazador, piensa— que lo que debería contar son los días desde que llegó a la isla. No sabe cuantos son. Se dice "debería marcar palitos en la corteza de un árbol". A veces piensa —el cazador, piensa— que lo mejor sería ponerse a separar uno a uno los granos de arena de la playa.
A veces piensa —el cazador, piensa— en todas las gotas de agua que han caído sobre las hojas de sus cocoteros, en si el mar se hiela en invierno y si las moscas se extinguirán. Piensa en cuanta gente no ha dicho su nombre.
A veces piensa —el cazador, sí, piensa—.
A veces no piensa en nada.
A veces —el cazador, sí, a veces— sólo está.

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