sábado, 22 de enero de 2011

La lanza

El cazador preferiría olvidarse de las moscas por un tiempo. Por eso sale de esa parte de la isla cercana a la primera playa.
Y no, no ha olvidado la lanza.
Antes de salir a explorar se aseguró de dejarla bien escondida.
"Vamos, olvida las moscas" se dice.
Pero las oye zumbar y zumbar, todo alrededor suyo.
"Olvida las moscas"
Y aún siguen ahí.
Ha salido de noche. No hay peligro —lo sabe, seguro— y las moscas duermen. Aunque no es fácil encontrar caminos entre la maleza y las lianas que cuelgan de los árboles sigue adelante.
"Adelante siempre" se dice estirando los brazos, como desperezándose.
Cuando comienza a amanecer el cazador descansa. Se tumba bajo unas hojas grandes de palmera y se duerme.
Sueña que está cazando.
"No, no" se dice todavía revolviéndose en sueños.
Las moscas le sobrevuelan.
"No, no, no"
Pero al final abre los ojos.
Agarra un palo (¿acaso no es esa su lanza?) sin mirar y golpea a una, dos, tres; bien gordas, que caen al suelo.
El cazador de moscas las mira desde arriba. Se encoge de hombros ligeramente y arroja el palo lejos, todo lo lejos que puede.
Volverá a su sitio cerca de la primera playa. No hay más remedio, lo ha comprendido.
Sólo le queda encontrar el palo de nuevo. Ese palo que acaba de utilizar. Porque... ¿acaso no era esa su lanza?

3 comentarios:

Marina Culubret Alsina dijo...

Es inevitable preguntarme qué le mueve al cazador a poner en su punto de mira a las moscas.
A veces encuentro una mosca muerta en la ventana que el día anterior me tocaba las narices con su zumbido insistente. Y mirando lo que fue una mosca veo, en el cristal de la ventana, un espejo de nuestra efímera existencia. A quién quiere cazar el cazador, a las moscas, a sí mismo, cazar el tiempo quizás?
Arilena, son inquietantes los relatos del cazador, a veces se me ponen los pelos de punta...
Me daré un zumbido de vez en cuando por aquí para seguir sus capturas.:-)
Saludos,

Carlos Frontera dijo...

Recién ahora acabo de descubrir al cazador de moscas, y he quedado atrapado, casi como una mosca en una tela de araña.
Fascinante, Arilena.

Arilena dijo...

Bienvenida marina. El cazador caza moscas porque no tiene otra cosa. Aún así yo me pregunto que hace al cazador ¿la existencia de caza o la necesidad (el DESEO) de cazar.

Viajero, me alegro de verte por aquí. A ver si lo continúo un poquito más, que el pobre cazador se me va a morir de hambre.
Un abrazo